Corpus lagunero
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Reportaje
Un circuito de arte fugaz
Es Corpus en La Laguna. Una ciudad con obispado, iglesias y conventos. Día de alfombras y la mañana acompaña. Entre sol y sombras se desparraman sacos llenos de sales de colores y restos vegetales. La calle está activa. Unos van, otros vienen, cada cual con su tarea. Grupos de gente tirados por el suelo que con mayor o menor destreza dan forma al diseño previsto. Una tarea colectiva para todas las edades con un mismo objetivo, rellenar a tiempo la parcela asignada. La ciudad es un circuito de motivos religiosos, geométricos y pasillos verdes que unen los cuadros de esta exposición al aire libre. El color engalana la calle para la procesión de la tarde. Miles de imágenes y situaciones. Los visitantes se van sumando formando un río gente que desgrana adjetivos y calificaciones sobre si este año es mejor o peor que otros. Después de unas horas de exposición efímera todo el trabajo se diluye bajo los pies de autoridades religiosas, civiles y militares. Los colores se mezclan y las formas se pierden, todo es más abstracto. Pasa la procesión y casi inmediatamente ocupa la calle la danza frenética de las cuadrillas de limpieza. Operarios, camiones, sonidos de escoba y agua a presión. Cae la tarde y vuelve el silencio. En el suelo alguna huella descolorida y nada más.



